China: Modelo de Comercio
e Inversiones (IV)
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Línea e producción
de televisores de Suzhou Philips (Holanda) Zhang
Jingde |
Cuando el Gobierno chino decidió poner en práctica
la apertura económica al exterior, dio prioridad
al desarrollo del área del litoral sudoriental del
país, donde creó cinco Zonas Económicas
Especiales (ZEE). Estas son los municipios de Shenzhen,
Zhuhai y Shantou en la provincia de Guangdong, el municipio
de Xiamen, en la provincia de Fujian y la provincia de Hainan.
En estas zonas económicas especiales se permite el
libre comercio y se practica una política especial,
dirigida a la integración de la industria y el comercio.
Cada una de estas zonas comparte los mismos elementos de
la estructura del comercio exterior nacional descrita en
anteriores publicaciones de esta revista. Las diferencias
con respecto a la misma estriban en los grados de libertad
con que cuentan las empresas de estas zonas de comercio
e inversión para el trato con sus contrapartes extranjeras,
así como con otras regiones del país. Todo
eso implicó un notable cambio cualitativo en la naturaleza
de los vínculos empresariales con el resto del mundo.
Además de contar con homólogos en las varias
organizaciones existentes bajo los ministerios, los inversionistas
extranjeros pueden entablar contactos con los dirigentes
de las regiones especialmente designadas, que han sido abanderadas
de las nuevas regulaciones gubernamentales para el comercio
exterior y las inversiones.
Sólo este espíritu de apertura del Gobierno
chino hacia la economía de mercado pudo explicar
la confianza con que la ex primera ministra del Reino Unido,
Margaret Thatcher, firmó el acuerdo de devolución
de la entonces colonia británica de Hong Kong a China.
Jamás creí que pudiéramos firmar
el acuerdo en el plazo de dos años fijado por Deng,
ya que quedaban muchos puntos pendientes, comentó
la ex gobernante británica sobre la firma del acuerdo,
que establecía una Región Administrativa Especial,
y que otorgaba plena autonomía a Hong Kong y el mantenimiento
del sistema capitalista durante 90 años.
Zonas Económicas Especiales
A guisa de resumen histórico, podemos decir que los
primeros intentos de los extranjeros por abrir comercio
con China, se remontan a los siglos XVIII y XIX, cuando
sólo se les permitía operar en Cantón
(Guangzhou), en el sur de China. El acceso a la capital
imperial era imposible, pues ésta permanecía
cerrada a los extranjeros como forma de evitar, por decisión
de los emperadores, cualquier forma de contaminación
cultural.
En el momento de creación de estas zonas económicas
especiales, las inversiones extranjeras en ellas gozaban
de muchos privilegios. Sin embargo, los cambios operados,
sin importar cuán radicales sean, distan de constituir
un proceso de occidentalización. Las zonas económicas
fueron establecidas a finales de 1979, con la siguiente
distribución: Shenzhen, Shantou, Zhuhai (todas en
la provincia de Guangdong y en el corredor Hong Kong-Guangzhou),
Xiamen (en la provincia de Fujian) y posteriormente la isla
de Hainan.
Las ZEE avanzaron muy rápidamente y en pocos años
recompusieron las fronteras, llevando la prosperidad a las
ciudades. De la noche a la mañana, el tradicional,
y en ocasiones bucólico paisaje devino un avispero
donde surgían a cada paso nuevas carreteras pavimentadas
y se electrificaban grandes extensiones geográficas.
En ese entonces, China gastó miles de millones de
dólares en las ZEE: Sólo en Shenzhen invirtió
inicialmente unos US$ 1.500 millones en capital constructivo.
Para establecer las zonas, se tuvieron en cuenta las siguientes
premisas:
1) Designación de una zona específica, aislamiento
de áreas designadas, creación de comarcas
limpias donde se controlaba la calidad del medio
ambiente. Todo con el fin de demostrar la viabilidad de
las políticas de la reforma económica.
2) Las ZEE serían una ventana de China para el mundo
tecnológico, científico y administrativo.
Las experiencias serían trasladadas a las ciudades
y regiones del interior de China, áreas obviamente
menos atractivas para los inversionistas extranjeros.
3) El establecimiento de las ZEE se basaba en experiencias
exitosas aplicadas en el exterior. Si estas zonas eran viables
y racionales, China vería acercarse el momento de
la reunificación económica con Hong Kong,
Macao y Taiwán, aplicando la teoría de un
país, dos sistemas, anunciada durante la campaña
de reforma económica.
La más importante característica de las ZEE
para los inversionistas extranjeros, es que en ellas se
permite un tratamiento preferencial, con el apoyo de una
legislación especial, para lo cual se han instrumentado
asimismo incentivos financieros. A saber:
1) Las empresas pueden ser cooperativas o totalmente extranjeras.
Estas pueden formular sus propios contratos de empleo para
la contratación de personal extranjero, como para
la mano de obra doméstica.
2) La tasa de impuestos sobre ingresos era del 15 por ciento,
pero ésta podía ser rebajada en los proyectos
cuyos montos sobrepasaban los US$ 5 millones. Los impuestos
y otros cobros también serían negociables.
3) Las firmas extranjeras no pueden comprar tierras, pero
pueden negociar acuerdos para el uso de la tierra por períodos
de entre 20 y 50 años, dependiendo del tipo de empresa.
4) Las empresas de riesgo compartido, pueden tener cuentas
en moneda extranjera. Todos los bienes son transferibles
y los fondos de capital podían ser remesados fuera
de China.
Los resultados de las ZEE muestran un comportamiento mixto.
La ZEE de Shenzhen es la que ha cosechado mayores éxitos,
mientras las otras no han estado a la altura de las expectativas.
Aunque siempre estuvo clara la importancia de la ventana
tecnológica para el país, ha habido un flujo
desproporcionadamente alto de inversiones de baja tecnología
hacia Hong Kong, con el fin de establecer empresas de mano
de obra barata (zapatos, juguetes, confecciones). Ha sido
reducido asimismo el monto de tecnología industrial
de punta obtenido desde Europa, Estados Unidos y Japón.
Tal situación podría ser en parte resultado
de una política residual, debido a la carencia de
un marco legal completo, a las inconsistencias de impuestos
y reglamentos de aduanas, a las violaciones de las regulaciones
de importación/exportación y a las fallas
en la capacitación de la mano de obra.
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Dalian Runsky chimic Ltd, empresa
de inversiones mixtas nacionales y japonesas en la Zona
de Desarrollo Económico de Dalian Zhang Jingde |
La corrupción ha sido otro de los frenos en el crecimiento
de las ZEE. De ello queda constancia en un amplio informe
sobre el escándalo que involucró a varios
funcionarios de la isla de Hainan, quienes usaron el equivalente
a US$ 570 millones para comprar moneda extranjera en el
mercado negro de Shenzhen, con el fin de importar 89.000
automóviles y revenderlos con altas ganancias a otras
provincias, evadiendo de tal modo las regulaciones que prohibían
la importación directa de automóviles.
A finales de 1985 y principios de 1986 se revisó
el proyecto de las ZEE con vistas a su aprobación.
El máximo líder en ese entonces para la planificación
económica de China, Chen Yun, notificó a las
zonas (y al resto del país) que la construcción
del país era socialista y que la reforma también
mantendría su carácter socialista. Recalcó
asimismo la necesidad de poner coto a las prácticas
nocivas y mantener un seguimiento desde el mismo día
en que el líder Deng Xiaoping anunció su idea
de las ZEE. Las delegaciones extranjeras respondieron con
una serie de alabanzas a Shenzhen, pero Chen Yun dijo con
toda franqueza que Shenzhen era sólo un experimento.
Y comentó: Si es exitoso, excelente; en caso
contrario, nos servirá de lección.
Los líderes chinos no pusieron reparo a las zonas,
a las cuales otorgaron respaldo político con la esperanza
de verlas prosperar, para lo cual también sancionaron
la entrega de recursos financieros que garantizaran a cualquier
costo el progreso de las ZEE.
En tal sentido, se llegó al consenso de mantener
casi inalterable la política. Los cambios impuestos
por Beijing apuntaban a poner un mayor cuidado sobre las
recaudaciones totales de las ZEE. El entonces Ministerio
de Comercio y Cooperación Económica con el
Exterior dio el visto bueno a un cada vez mayor número
de empresas. Al mismo tiempo, se creaban nuevas regulaciones
que detenían la marea de irregularidades. Estas nuevas
regulaciones, más los impuestos adicionales, así
como otros incentivos, hacían que las compañías
extranjeras pensaran en solicitar un segundo tiempo.
En los años siguientes, las ZEE completaron su infraestructura,
mejoraron la entrega de energía, facilidades de transporte
y las capacidades de telecomunicaciones. Se dedicaron por
otra parte a seguir ajustando sus operaciones, con el fin
de disminuir las irregularidades en las actividades financieras,
a la espera de la promulgación de la legislación
adicional que salvaguardara los intereses de los inversionistas
extranjeros. Finalmente, se pronunciaron por garantizar
un mayor adiestramiento de la mano de obra. A juicio de
la dirección política china, todo esto ayudaría
a atraer alta tecnología, hasta entonces mal empleada
por las empresas de Hong Kong y extranjeras.
Las 14 ciudades abiertas al exterior
Los nombres de Shanghai, Qingdao y Xiamen (Amoy), evocan
antiguos tratados portuarios. Catorce ciudades costeras
fueron declaradas abiertas y gozan de las mismas medidas
liberalizadoras que las ZEE. Estas medidas proclaman que
estas ciudades forman una línea costera a lo
largo de China, como puerta de entrada de China al mundo
exterior. Para los hombres de negocios extranjeros
esto significa la existencia de dos vías.
Las principales regulaciones que rigen para las inversiones
en las 14 ciudades son las siguientes:
1) Los proyectos no requieren arreglos de fondos, producción
o distribución por parte del Gobierno Central, y
las exportaciones no podrán ser cubiertas por la
producción doméstica o cuotas extranjeras.
2) Las concesiones de impuestos son similares a las de
las ZEE, o sea, una reducción del 33 al 15 por ciento
sobre los impuestos que gravan las utilidades, para aquellas
empresas extranjeras que inviertan en los sectores de energía,
transporte, construcción de puertos, o establezcan
proyectos de alta tecnología cuyo capital supere
los US$ 30 millones.
3) Los inversionistas extranjeros están exentos
de impuestos de importación para las materias primas,
maquinarias y equipos; también para la exportación
de productos terminados.
4) El mercado doméstico puede abrirse en forma limitada
a la alta tecnología y otros productos industriales
y de consumo de amplia necesidad.
El desempeño de las 14 ciudades ha sido positivo,
pero con resultados mixtos. Así tenemos que cuatro
de ellas: Shanghai, Dalian, Tianjin y Guangzhou, han desarrollado
sus condiciones de infraestructura, lo que les ha permitido
atraer mucha inversión extranjera. Como resultado,
estas ciudades han logrado una mayor liberalización
en las políticas comerciales.
Las restantes ciudades: Qinhuangdao, Yantai, Qingdao, Lianyungang,
Nantong, Ningbo, Wenzhou, Fuzhou, Zhanjiang, Beihai y la
isla de Hainan, continúan haciendo esfuerzos, pero
con menor éxito.
El concepto de las ciudades abiertas rebasa la lista de
14, ya que incluye otras como Chongqing, Wuhan y Nanjing.
Dicho concepto avanza a pasos muy rápidos, superando
a algunas ciudades costeras hermanas, que cuentan con menos
experiencia, pero que continúan buscando capital
para la construcción de infraestructura. A dicho
tenor, los inversionistas tienen muchas otras posibilidades
para escoger el destino de su capital, así como verificar
los pasos con los diferentes niveles de autoridades e instituciones
relacionadas con la inversión.
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