A nuestros lectores
Con el imparable crecimiento del sector automovilístico
en China se producen y renuevan gran cantidad de coches.
A este lógico síntoma de desarrollo también
le acompañan ciertas desventajas, ya que, con la
satisfacción de las necesidades de los consumidores
vienen también una serie de problemas como la contaminación
o la congestión del tráfico.
Los jóvenes, que siempre llevan la
delantera en el consumo de la moda, son los primeros en
verse seducidos por los atractivos nuevos modelos de las
diversas marcas disponibles en el mercado chino. Los que
ya disponen de un vehículo, necesitan deshacerse
de él antes de adquirir uno nuevo. Con esto de la
moda, y la velocidad de los cambios que tienen lugar en
China, la diferencia entre el coche viejo y el recién
comprado es muchas veces abismal.
Los más prácticos en cuanto
a los medios de transporte, optan por adquirir un coche
de segunda mano, no sólo por su precio, más
asequible, sino sobre todo porque los novatos en la conducción
prefieren uno usado para practicar e ir de aquí para
allá sin prestarle mucha atención a su apariencia.
El mercado de coches de segunda mano es una
rama recién emergida como consecuencia de la posibilidad
de contar con coches privados. Por la falta de leyes y reglamentos
relacionados, este mercado todavía requiere un tiempo
para normalizarse. Entonces, los que acuden a este mercado
a vender y comprar coches tropiezan con muchos problemas.
Cabe advertir que, si no se toman medidas, el desarrollo
de la industria automovilística en China se verá
visiblemente afectado, ya que el mercado de coches de segunda
mano constituye un eslabón del intercambio de este
tipo de productos.
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