DICIEMBRE 2003


A nuestros lectores

Con el imparable crecimiento del sector automovilístico en China se producen y renuevan gran cantidad de coches. A este lógico síntoma de desarrollo también le acompañan ciertas desventajas, ya que, con la satisfacción de las necesidades de los consumidores vienen también una serie de problemas como la contaminación o la congestión del tráfico.

Los jóvenes, que siempre llevan la delantera en el consumo de la moda, son los primeros en verse seducidos por los atractivos nuevos modelos de las diversas marcas disponibles en el mercado chino. Los que ya disponen de un vehículo, necesitan deshacerse de él antes de adquirir uno nuevo. Con esto de la moda, y la velocidad de los cambios que tienen lugar en China, la diferencia entre el coche viejo y el recién comprado es muchas veces abismal.

Los más prácticos en cuanto a los medios de transporte, optan por adquirir un coche de segunda mano, no sólo por su precio, más asequible, sino sobre todo porque los novatos en la conducción prefieren uno usado para practicar e ir de aquí para allá sin prestarle mucha atención a su apariencia.

El mercado de coches de segunda mano es una rama recién emergida como consecuencia de la posibilidad de contar con coches privados. Por la falta de leyes y reglamentos relacionados, este mercado todavía requiere un tiempo para normalizarse. Entonces, los que acuden a este mercado a vender y comprar coches tropiezan con muchos problemas. Cabe advertir que, si no se toman medidas, el desarrollo de la industria automovilística en China se verá visiblemente afectado, ya que el mercado de coches de segunda mano constituye un eslabón del intercambio de este tipo de productos.



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