DICIEMBRE 2003


El alquiler: un modo de vida


Por XIAO MAN

La gente quería y quiere tenerlo todo, pero ahora no quiere cargar con demasiadas responsabilidades. Por eso recurre al alquiler siempre que puede. Tal vez se trata de una actitud escapista o cínica ante la vida, pero lo cierto es que una forma de vida muy extendida en la China actual.


-----La Redacción

En el siglo pasado, lo más habitual era comprar viviendas, coches, camas, etc., con el dinero duramente ganado. Hoy en día, se percibe una clara tendencia a buscar una vida sin complicaciones. "¡De ningún modo voy a permitir que los bienes de consumo se conviertan en ataduras!". Eso dicen los jóvenes de la "nueva generación", la gente que está dispuesta a abandonar todo lo que tiene por un caprichoso viaje; el grupo "cool" que desprecia la ambición de riquezas y busca una vida espiritual; y los cuellos blancos que, según ellos mismos dicen, necesitan más tiempo para embellecerse y disfrutar de la vida. Todos alquilan casas, coches, flores e incluso personas. De hecho, pueden arrendar lo que quieran. Pero, ¿no podría ser ésa una buena opción? Uno no tiene que preocuparse del mantenimiento de lo arrendado y cuando no lo necesita, lo devuelve. Con el alquiler, este tipo de gente logra mantener un nivel de vida bastante alto.

Casa arrendada = libertad
La pareja Lin tiene unos ingresos mensuales de alrededor de 20.000 yuanes, cantidad que les permitiría ir pagando una vivienda sin ningún problema. No obstante, prefiere pagar un alquiler de más de 3.000 yuanes al mes. La señora Lin lo justificó diciendo: "Por muy bien que estuviera la casa que comprásemos, durante mucho tiempo sería el único lugar donde podríamos vivir. Arrendar una casa es otra cosa. Siempre que no escatimemos el dinero, podemos vivir donde se nos antoje: hoy en un apartamento de lujo en el oeste de la ciudad; mañana en un chalé del este; y así sucesivamente".


La vida está cambiando y las ideas sobre el hogar tienden a personalizarse. Ya no necesitamos más un nido fijo, sino un espacio privado. Si no nos importa llevar una vida errabunda, ¿por qué no hacemos de este espacio un lugar más fascinante y con más colorido?


Las ideas de la pareja Lin son muy representativas de la manera de pensar de algunos trabajadores de cuello blanco que perciben sueldos elevados. Según una encuesta realizada por una compañía asesora extranjera, en Shanghai hay más de 1.500.000 arrendatarios, de los cuales un 20 por ciento son trabajadores de cuello blanco que ganan más de 2.500 yuanes al mes. Para ellos, lo más conveniente son los apartamentos de categoría media bien administrados por sus propietarios y equipados con todo tipo de electrodomésticos.
Una franja de población llamada "grupo flotante" -denominación que nada tiene que ver con lo triste e irremediable de su situación, sino que más bien sirve para referirse a su "nomadismo"- alquila la vivienda en lugar de comprarla, toma taxi en vez de comprarse un coche, cambia de lugar de trabajo constantemente y no le molesta estar siempre trasladándose de un lado a otro. Para estas personas, vivir en diferentes puntos de la ciudad les permite experimentar ambientes distintos. La vivienda es de alquiler, pero su felicidad es enteramente propia. Este "grupo flotante" se recrea con la plena libertad.

Flores arrendadas = sin preocupaciones
A Judy, empleada de una empresa extranjera, le han gustado las flores desde que era niña. Por eso compra muchas plantas para adornar su casa. El problema es que tiene que salir de viaje con frecuencia y está tan ocupada que no puede cuidarlas. En menos de un año, se le mueren todas las flores. Cada vez que muere una, se siente muy triste y tiene sentimientos de culpabilidad.
Judy sabe muy bien que las flores requieren cuidados, pero esa no es razón suficiente para cambiar de trabajo. Pensó en abandonar su afición, pero se dio cuenta de que si lo hacía su casa quedaría sin alegría.
Entonces se le ocurrió alquilar flores. Cuando está en casa, telefonea a la floristería y pide que le traigan flores; y cuando sale de viaje, se las devuelve. De esta manera, Judy no tiene que preocuparse de cuidarlas.
Según la floristería, la mayoría de quienes alquilan flores son trabajadores de cuello blanco deseosos de vivir en un ambiente natural, pero que no tienen tiempo para cuidar las plantas. Los clientes solamente pagan el 20 por ciento de lo que valen las plantas y las macetas, y la floristería se encarga de regarlas, abonarlas, cuidarlas e incluso cambiarlas por otras variedades. Comparado con la compra, el alquiler resulta más cómodo y más barato.

Alquilar libros = entretenimiento más barato
La señorita Guo es redactora de una compañía de Internet. La lectura, a la que dedica la mayor parte del tiempo libre, es su modo preferido de sustraerse a la fuerte presión de su trabajo. Mediante la identificación con personajes ficticios, penetra en un mundo ficticio que le permite experimentar la vida en diferentes épocas.


Sin embargo, en esta era caracterizada por el auge de la informática y la acumulación de datos inútiles se hace difícil saber en qué libros vale la pena gastar tiempo y dinero.
La señorita Guo se ha convertido en una asidua de la Asociación de Lectores de su barrio, donde alquila casi todos los libros que lee. Cuando le preguntamos por qué alquila libros, nos dijo que cada día se publican muchos libros, pero que sólo una mínima parte merecen guardarse: "He comprado muchos libros; después de leerlos, la mayoría los he olvidado; es un despilfarro; creo que las revistas de moda y los libros para matar el tiempo es mejor pedirlos prestados".

Alquilar un coche = facilidades
Las largas vacaciones permiten a los trabajadores de cuello blanco hacer excursiones para acercarse a la naturaleza. El señor Wu, empleado de una compañía extranjera, dijo: "Estoy atado a un ritmo de trabajo muy rápido; cuando tengo vacaciones, quiero disfrutarlas al máximo". Este año planea ir a Tonglu (provincia de Zhejiang) junto con sus colegas conduciendo ellos mismos el coche a lo largo del río Fuchun. Llevarán tiendas de campaña, un hornillo y comida para preparar barbacoas en algún camping.
La última vez, cuando ya lo tenía todo preparado, fue a alquilar un coche

pero se encontró con la puerta cerrada, ya que todos los automóviles hacía una semana que habían sido arrendados.


En los últimos años, cada vez hay más gente que tiene licencia de conducir. Sin embargo, el número de propietarios de coches particulares no aumenta al mismo ritmo. En los feriados, mucha gente opta por arrendar un coche para viajar y, al mismo tiempo, practicar la conducción. Por eso es recomendable reservarlo con la suficiente antelación.

Alquilar un niño = experiencia singular
"El fin de semana, mi novia y yo alquilamos un niño y salimos juntos a hacer una excursión por las afueras de Beijing. ¡Qué bien nos lo pasamos!". Guo no podía refrenarse y contaba su singular experiencia a todos los colegas de la compañía donde trabaja.


Nadie sabe cuándo se puso de moda alquilar niños para viajar juntos. Quienes lo hacen son parejas que llevan muchos años de noviazgo. Aparte de hacer el viaje más agradable, la presencia del niño permite conocer la actitud con que se le trata. Tarde o temprano, la pareja deberá enfrentarse con algún problema relacionado con el niño y la manera de afrontarlo permite a los miembros de la pareja profundizar en su conocimiento recíproco.
Los niños en cuestión pueden ser hijos de compañeros o de vecinos. El "alquiler" consiste únicamente en sufragar los gastos del viaje, pero la pareja debe garantizar la seguridad del niño. También pueden ser niños que viven en orfanatos o Aldeas Infantiles SOS. Para llevárselos un fin de semana o durante las vacaciones, hay que entregarle un certificado de identidad. Esta relación es, por lo general, de largo plazo. A diferencia de la adopción, se trata de una relación entre amigos.


Según el sociólogo profesor Ding, el "alquilar un niño" para hacer un viaje, fenómeno que se da particularmente en las compañías extranjeras, tiene que ver con el ritmo de trabajo acelerado y la presión que éste ejerce sobre los empleados. Estos viajes familiares simulados pueden contribuir en gran medida a reducir dicha presión.

Alquilar a un asesor = compañero afable
Entre los trabajadores de cuello blanco de las grandes ciudades se ha puesto de moda contratar a un desconocido como asesor de compras. Los estudiantes universitarios de arte son los más solicitados. Xiao Chen, estudiante de una facultad universitaria de artes plásticas, dijo que los fines de semana hace un trabajo especial: asesora de compras. Una vez acompañó a una contable de una compañía extranjera a ir de compras. Durante tres horas, aparte de cargar con las bolsas, tuvo que hacerle sugerencias. Por esa ayuda le pagó 150 yuanes. Muchos estudiantes de centros docentes superiores lo toman como una combinación de trabajo y estudio.


Una señorita alquiló a un asesor de compras porque la brecha generacional que la separa de sus padres le impide entenderse con ellos; por otra parte, sus colegas y amigos tienen siempre sus propios planes. No tiene novio y no quiere ir de compras sola. "Los estudiantes de arte tienen buen gusto y son muy sensibles a la última moda. Creo que es muy sensato guiarse por sus opiniones a la hora de comprar", explicó.
La aparición del asesor de compras está cambiando las relaciones interpersonales. El dinero no es todopoderoso y esta práctica puede vincularse con relaciones inmorales; pero, ¿qué mal hay en aceptar el "alquiler" de servicios honrados que simplifican nuestras relaciones? Se trata de hacer la vida menos complicada y más transparente, libre y práctica. A medida que los servicios que pide la gente vayan individualizándose y que la vida personal sea cada vez más privada, este tipo de vida contará con una aceptación creciente.

Alquilar parcelas = nuevos terratenientes
Muchos de quienes viven en las modernas ciudades empiezan a añorar la vida apacible del campo. Son personas que quieren acercarse a la naturaleza, relajarse y respirar aire puro. Algunas de ellas han tenido la idea de arrendar una parcela en una aldea cercana y contratar a alguien para que la cuide. En los feriados y en las vacaciones, toda la familia va a su "hacienda" para descansar y trabajar la tierra. Al tiempo que cosechan verduras y degustan platos preparados con aves de corral, estos urbanos descubren una nueva forma de inversión, lo que les ha valido el sobrenombre de "terratenientes" de ciudad.

En realidad, pueden alquilarse otras muchas cosas. No importa qué se ha alquilado; lo importante es que también se ha alquilado algo. Independientemente de lo que opinemos de la gente que todo lo alquila, no debemos pasar por alto su existencia.




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