Reportajes exclusivos

 -- Entrevista concedida en exclusiva a China Hoy el 5 de marzo de 2010 por Wan Jifei, presidente del Consejo Chino para el Fomento del Comercio Internacional y subdirector del Comité Organizador de la Expo de Shanghai.

La Expo es una ocasión para aprender del resto del mundo”, es lo primero que nos dice Wan Jifei. Wan es miembro del Comité Permanente del XI Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh) y ha estado involucrado en la Exposición Universal desde un buen principio, tanto en la preparación de la candidatura, como en la organización del evento. “Cuanto más se acerca el momento de la inauguración, más emoción siento”, dice.

 

La presencia de China en la Expo

 

El Consejo Chino para el Fomento del Comercio Internacional, organismo del que forma parte Wan Jifei, se encarga del pabellón de China en las exposiciones universales desde 1982.

Ese año, cuando la Nueva China concurrió por primera a la Exposición Universal, en la ciudad de Knoxville en EE.UU., centró su participación en mostrar al mundo su cultura clásica, mediante objetos como la porcelana, los guerreros y caballos de terracota de la dinastía Qin, y la técnica decorativa del cloisonné, con la presencia, además, de siete artistas chinos que introducirían a los visitantes en la pintura tradicional, la flor de seda, entre otras artesanías tradicionales.

“En esta ocasión”, cuenta Wan, “China aumentará considerablemente el número de objetos expuestos en su pabellón respecto de nuestra última participación, mostrando, asimismo, los últimos avances que hemos realizado en tecnologías de vanguardia, como la aeroespacial o la genética. La Expo se celebra cada cinco años, y los cambios tecnológicos y sociales se están produciendo en China a un ritmo vertiginoso”.

Esta vez, la primera en que una Exposición Universal se celebra en un país en vías de desarrollo, China será la anfitriona, lo que a Wan Jifei le parece “una excelente oportunidad para conocer otros países sin necesidad de salir de China” ya que, en lo que sería un equivalente a las Olimpiadas en los terrenos de la economía, la cultura, la ciencia y la tecnología, los chinos pueden experimentar los últimos avances tecnológicos, los logros económicos y la historia y cultura particulares de diferentes países.  
“Tendremos ocasión de ver y estudiar los últimos adelantos tecnológicos internacionales”, dice. “Muchos países piensan mostrar sus propuestas para el reciclaje y la reducción de las emisiones de CO2, como podremos comprobar en el pabellón libre de carbono de Gran Bretaña, o mediante los sistemas de purificación de agua del pabellón de Suiza, por ejemplo, de los que debemos tomar buena nota”.  
“También será interesante contemplar y tomar como referencia la creatividad de que hacen gala algunos países: en el diseño del pabellón de España, por ejemplo, usan de manera muy original los materiales naturales, como los mimbres con los que se recubre su estructura para expresar la idea del intercambio cultural entre oriente y occidente; o el caso del pabellón de Francia, cuya fachada cubierta por hormigón reforzado con fibras da paso en su interior a un parque repleto de flores y plantas, con jardines verticales que se extienden hasta el mismo techo, un diseño que hace hincapié en el ahorro de energía y en la protección del medio ambiente. Los franceses también llevarán a Shanghai el romanticismo de sus bodas. Buenas ideas, en fin, que nos muestran todas ellas como ser creativos a la hora de comunicar”.  

 

Un esfuerzo económico rentable

 

Para poner en marcha la Exposición Universal se ha realizado una inversión en infraestructuras de 18.000 millones de yuanes, a los que hay que sumar los costes operativos en los que se incurrirá durante los seis meses de duración de la misma, que se estiman en 10.600 millones. Gran parte de los pabellones se desmontarán a su término, por lo que es lógico preguntarse por los resultados económicos que se esperan obtener de semejante esfuerzo de inversión.

 

Wan Jifei, reconociendo la gran inversión realizada, ofreció a China Hoy algunas cifras que ayudan a ponerla en contexto: cuando el PIB de una ciudad alcanza los 6.000 dólares per cápita, se considera que tiene capacidad para organizar unos Juegos Olímpicos: en Beijing, por ejemplo, el PIB en 2008 llegó a los 9.000 dólares per cápita; para tener capacidad de organizar una Exposición Universal, se estima que el PIB necesario debe ser al menos de 8.000 dólares per cápita, y el de Shanghai fue de 10.529 dólares en 2009.

 

“A pesar de la crisis económica, Shanghai 2010 tiene garantizados los recursos financieros que precisa”, asegura Wan. En cuanto a los fondos de 18.000 millones de yuanes necesarios para infraestructuras, la Comisión Estatal de Reforma y Desarrollo ha aprobado la emisión de bonos de la Expo por valor de 8.000 millones de yuanes; el Gobierno, por otra parte, aporta otro 40 por ciento del total, es decir, 7.200 millones; los 3.000 millones de yuanes restantes se financiarán a través de créditos bancarios. Por lo que respecta a los 10.600 millones que se precisan para mantener las operaciones diarias de la Expo, se espera obtenerlos a través de tres canales: los ingresos procedentes de la venta de entradas, las aportaciones de patrocinadores y socios internacionales y, finalmente, los beneficios obtenidos por la venta de productos derivados, que se calcula en unos 5.000 millones de yuanes. Se confía en recaudar, además, 11.000 millones de yuanes por la venta directa de entradas, comida y souvenirs.

 

Pero también debemos considerar los posibles beneficios de la Exposición Universal para la economía de la región en su conjunto. Así, se espera que durante el período de los preparativos la Expo proporcione a la zona del delta del río Yangtsé un incremento anual de un 30% en las inversiones, aportando dos puntos de crecimiento anual al PIB de Shanghai, y que en 2010 los ingresos indirectos procedentes del turismo (transporte, alojamiento, etc.) deparen otros 80.000 millones. En suma, unos beneficios considerables para la región en su conjunto, que puede ver impulsado su desarrollo, mejorar su integración económica y pasar, también, a formar parte del circuito de eventos internacionales.

 

Consecuencias positivas para los anfitriones

 

Una Exposición Universal no es sólo una oportunidad para acelerar la inversión en infraestructuras, relanzar el crecimiento económico de una región, incrementar los lazos de cooperación internacional o mostrar al mundo los logros y la cultura del país anfitrión, sino que, al mismo tiempo, tiene profundos efectos a largo plazo para la ciudad organizadora.

 

Wan, comentando los preparativos para la inauguración, destaca como “la puesta a punto de los pabellones de los países participantes va viento en popa, incluso Haití y Chile, a pesar de las catástrofes que han sufrido recientemente, han confirmado su participación”.

 

Volviendo al terreno de las repercusiones económicas, Wan recuerda que “la enorme inversión efectuada ha servido para impulsar la demanda interna en un momento de crisis del sector exportador, de forma que la economía de Shanghai ha podido mantenerse estable y contribuir, a su vez, al crecimiento económico del país”.

 

“Por otro lado”, sostiene Wan, “la construcción del Parque de la Exposición Universal ha permitido reajustar la estructura industrial de Shanghai, potenciando el desarrollo del sector de servicios y proporcionando así nuevos nichos de crecimiento económico. La transformación de la ciudad tiene otros beneficios añadidos, como el aumento en el valor de los territorios de la Expo y su contribución al desarrollo de la cadena industrial en su entorno”.

 

Se pueden citar otros ejemplos, como las cinco nuevas líneas de metro, los túneles construidos para cruzar el río Huangpu o los flamantes trenes de alta velocidad. “Francamente, de no ser por la Expo” dice Wan “todas estas obras se hubiesen aplazado entre cinco y diez años”. El impacto de la Expo en el desarrollo económico de la ciudad es, pues, también muy significativo a corto plazo.

 

Por otro lado, si tenemos en cuenta que Shanghai 2010 espera recibir 70 millones de visitantes, y que el pabellón de China puede recibir únicamente 50.000 visitantes diarios, es decir, que un gran número de personas se quedarán sin verlo, el hecho de que este pabellón permanezca en pie tras la Expo sin duda atraerá en el futuro a mucho de quienes no pudieron visitarlo, con el consecuente efecto económico positivo a largo plazo para la ciudad.

 

Wan considera, finalmente, que la repercusión de la Expo en relación a la de las Olimpiadas será más profunda y duradera para la ciudad anfitriona. Su celebración fomenta el desarrollo regional integrado, además de estimular a toda la cadena industrial, y las inversiones en infraestructuras realizadas por el Gobierno Central no sólo contribuyen a mejorar el entorno de Shanghai, sino que también tienen un efecto positivo en el crecimiento económico de la ciudad a largo plazo.

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