Maravillosamente impecable

Fuente de ESPN Deportes de Argentina

BUENOS AIRES -- Maravillosamente impecable e impactante fue la Ceremonia Inaugural de estos Juegos Olímpicos de Beijing 2008. No me sorprendió, porque esperaba un acto sensacional, pero fue mucho más allá y me dejó con la boca abierta, buscando encontrar en mi vocabulario las palabras exactas para definirlo.
Según los historiadores, los chinos inventaron desde la pólvora y el tallarín hasta la pirotecnia, las cartas y el cepillo de dientes. También aseguran que descubrieron la seda y que imprimieron libros seis siglos antes que Gutenberg, es decir, que son amos y señores de la tecnología desde hace tiempo.
Y fue la magia de la tecnología la que imperó de uno a otro extremo. La novedosa cuenta atrás del comienzo había terminado. Impresionante juego de luces y colores. Huele a pólvora, pues los fuegos artificiales han dejado su impronta. Los fluorescentes han dejado paso en la grada a los flashes de las cámaras.
El momento más esperado durante años por los chinos, las 8:08 de la noche del octavo mes de 2008, llegó puntualmente con un espectacular estallido de fuegos artificiales que llenaron de colores el plomizo cielo pequinés.
Exactamente 2008 tamborileros, no podía ser otro número, habían hecho segundos antes una espectacular cuenta atrás tocando el "fou", un instrumento de percusión recubierto de bronce y que ya se usaba hace tres mil años.
Sin tiempo para tomar aliento, una colosal secuencia de 29 pisadas estampadas sobre el aire partieron de la céntrica plaza de Tiananmen hasta terminar en el mismo estadio, y con ello recordar al mundo que la pólvora es uno de los grandes inventos de China.
Esas 29 gigantescas pisadas, formadas con fuegos artificiales en el centro del estadio, dieron vida a los anillos olímpicos, que misteriosamente se elevaron y aparecieron colgados en el espacio hasta desaparecer. Lo mismo sucedió después con una paloma formada por cientos de personas vestidas con luminosos trajes. Un asombro tras otro.
Luego, comenzó la bienvenida de la cultura china al mundo del deporte. Máxima igualdad en una coreografía increíble, con el instrumento musical más antiguo del país que provoca los primeros aplausos acompasados de unas gradas entregadas.
Momento para origen de la tinta y el papel. Un gran pergamino luminoso se despliega en el estadio de Beijing. Sería uno de los hilos conductores de esta ceremonia que, de ahora en más, promete ser algo único.
En esos momentos, unos bailarines dibujan sobre el pergamino. Un papel naranja de 800 kilos se elevó para dejar paso a la escritura y luego a la imprenta, provocando unos movimientos imposibles de describir. Después, entró en acción una brújula, otro de los grandes inventos de esta impresionante cultura.
Hicieron aparición las artes marciales, rituales muy extendidos en el país. Podríamos decir que es filosofía de vida. La mezcla con el sonido de la naturaleza (agua, pájaros, etc.) impregna a la coreografía de más fuerza aún. El Tai Chi ha tenido sus minutos de gloria con 2008 especialistas. Los niños y los especialistas se mezclan en uno de los momentos más emocionantes para los más pequeños con los ocho diagramas del Tai Chi.
Y, justo después, 1000 personas con trajes luminosos han recreado la estructura del estadio en el que se encuentran: el Nido de Pájaro. Hubo tantas realizaciones maestras culminadas con el espectacular encendido de la llama olímpica, que será imposible de igualar.
Me impresionó tanto la ceremonia, con la inesperada ruta de la seda, que casi me olvido de mi misión. Compararla con las ocho anteriores que presencié personalmente. Y, aunque parezca increíble, en un punto tienen similitud entre sí. Esa igualdad esta en el tema con el que abren las ceremonias y ese tema está siempre ligado a su cultura o su historia.
Moscú 1980 fue un ballet. Los Angeles 1984 un espectáculo musical de Hollywood sobre la base de la conquista del Oeste y el nacimiento del jazz. Atenas 2004 tuvo la antigüedad griega como esencia fundamental. Sydney 2000 rindió un culto a los indígenas, dentro de su esquema formativo.
Seúl 1988 siempre había sido mi ceremonia preferida, derrochando cultura e ingenio, como que cada espectador y atleta contaba con aparatos que les relataban en su idioma lo que estaba sucediendo.
En cada una de las oportunidades apareció algo novedoso que siempre obligaba al sucesor a buscar nuevos esquemas y formas. Beijing 2008 tomó ese desafío como ninguno y su ceremonia inaugural rompió todo lo conocido. Su director Zhang Yimou logró crear visualmente la tercera o cuarta dimensión.
Una genialidad. Claro que para ello contó con 44.000 bombillas en el suelo del estadio, 10.000 metros de fibra óptica, 10 cables de acero de 40 toneladas para sujetar los acróbatas, 4.500 toneladas de acero, 516 amplificadores, 400 toneladas pesó la plataforma central, 11.456 fuegos artificiales alrededor del estadio, 30.000 conformaron la pirotécnia fuera del estadio, 2.563 luces especiales dentro del estadio, 15.153 vestidos diferentes y 14.000 artistas en el escenario, sin contar los 9.000 militares del Ejército de Liberación del Pueblo, 3.000 escolares y 1.897 actores especiales.
Zhang Yimou manejó la tecnología de una manera genial y le dejó un legado muy difícil de superar a Londres 2012.
Como dije al principio, los chinos inventaron desde la pólvora y el tallarín hasta la pirotecnia, las cartas y el cepillo de diente. También aseguran que descubrieron la seda y la pólvora y que imprimieron libros seis siglos antes que Gutenberg.
Entonces, no debe sorprendernos que hayan sido capaces de descubrir la cuarta dimensión o que asombren al mundo con decenas de movidas de esas que ni vale la pena tratar de averiguar como lo hicieron.
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