China llora por atleta Liu Xiang

(Fuente de 24 Horas Libre de Perú )

Pekín se transformó hoy en una ciudad triste, conmovida. “De muerte”, fue otra de las definiciones que se escucharon después del abandono de Liu Xiang, el ídolo de los chinos que se convirtió en la cara más dramática de los Juegos Olímpicos.
“Por favor, hagamos la entrevista en voz baja. Es un día de muerte. Los voluntarios chinos están llorando. Respetemos su dolor”, fue el pedido que las atletas italianas Claudia Cortzini y Sara Bertoli le hicieron al periodista Valerio Piccione, del diario La Gazzetta dello Sport, media hora después del abandono de Liu.

El ‘Nido de Pájaro’ fue el lugar del crimen, pero las imágenes de lágrimas se expandieron al resto de Pekín, y a toda China, como una epidemia fulminante.

Liu Xiang intentaba defender su título de campeón olímpico y del mundo en los 110 metros vallas, pero una antigua lesión apareció en el momento menos oportuno y el atleta debió abandonar antes del inicio de la carrera, ante 91.000 compatriotas absortos.

La tristeza popular en un hecho relacionado con el deporte arrojó comparaciones inmediatas en los periodistas extranjeros que cubren los Juegos Olímpicos.

“Como Francia, cuando Zidane le pegó el cabezazo a Materazzi en la final del Mundial 2006”, aseguró un francés. “Como Argentina, cuando Maradona fue separado del Mundial 1994 por un caso de doping”, sentenció un argentino.
“Como Brasil, cuando murió Ayrton Senna”, arriesgó un brasileño.

Inmediatamente después de la desgracia de Liu, la televisión local emitió un video con las imágenes del ídolo chino retirándose conmocionado del ‘Nido de Pájaro’. La música lenta de fondo le sumó un dramatismo que despertó las lágrimas de miles de chinos.

En el centro de prensa, varios voluntarios chinos se agarraban la cabeza y se esforzaban por no llorar frente a las imágenes que emitían las pantallas gigantes.

“Esto es un shock, esto es un shock”, aseguró una colaboradora de la organización.

Hasta hoy se sabía que Liu Xiang era un ídolo popular de China, pero no se había advertido su real trascendencia dentro de la población, en un altar solo compartido con el basquetbolista Yao Ming.

“Hoy es un día triste. Liu es para nosotros igual que Yao Ming”, describió Ge Xiankai, un estudiante de 19 años, mientras almorzaba en un restaurante cercano al estadio de los Trabajadores, donde Brasil y Argentina jugarán mañana por las semifinales del torneo de fútbol de Pekín 2008.

“Debemos entender a Liu. Estaba muy presionado. Todo un país detrás de él, era difícil así”, agregó Chen Limengke, compañera de estudios de Ge.

“Al principio me enojé con él. Pero con el paso de las horas lo comprendo un poco más. Lo que le pasó a él, le puede pasar a cualquiera. A Liu siempre lo vamos a querer”, dijo Liang Yingyi, empleada de una tienda de ropa, con evidentes signos de tristeza.

A su alrededor, Pekín, al menos por unas horas, había dejado de respirar.

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